Ambría



La súplica, por la cual tendemos la mesa;
los cubiertos estantes ahí;
Un corazón tardíamente agitado
Sofoca el aroma con velo negro
que a sazón ha dado su soledad
conforme a su mirada nunca,
que desgaja los últimos años
de insinuación, su fastuosa heroína.
(Desnuda y recostada siempre)

La avidez de la mañana y su perdón perdido;
Ha coloreado púrpura el grito fébril
poco antes del salto a solas
y su invierno cielo raso de
ansiosa efeméride in-festa
aclama con sonidos de algias
la soledad de las bocas.

Y se apaciguan……


El descalzo ocaso es el apocope
que ya no inquieta ,

y sus exánimes dedos pintan la plena manía del hombre

que se somete ,

trémulo por la noche que desquebraja los deseos.

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