Enthusiasmós


Danzantes las cabelleras
devaneas y andantes
se tiran de las pieles daphnes
y se dedican al divino líquido,
el Kykleón se ofrece para vuestro nacer
que reposa en su cosmos prístino irracional.

Retozantes las carnes
álgidas y ávidas
reparten el carmesí del vino,
la pasión habría de entregarse en silencio
para la revelación última del misterio
el frenesí abrumador de los ojos,
mas allá de la muerte...

Canto divino de albur incognoscible
la aprehensión ya es desorbitante
y el éxtasis irrefrenable del éter
con alteración daimónica de siete oídos
es la posesión de un sueño eterno
que aparece con la luz cósmos
y el fuego se reduce a un crepúsculo
que invade el inicio de la muerte.

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